22 octubre 2018

Escuela de arquería y cueva de la experiencia


Mucha gente me dice que después del incidente mi personalidad cambió totalmente, ya no soy el mismo y otras estupideces. Bueno, los tontos dicen eso, yo solo aprendí a ser mas cuidadoso. Después de todo vi la triste realidad, descubrí la debilidad y decidí enfrentarla, así obtendría un futuro a mi imagen y semejanza.

Al final entré a arquería no porque me gustaba, sino por las ventajas que traería sobre artes marciales. Durante el corto tiempo con mi padre pude aprender algunas técnicas de entrenamiento creadas por él, y como el director era amigo suyo pude preguntarle de los ejercicios que empleaba a sus alumnos de todos los grados. Estaba decidido.

Las personas me preguntaban si guardo rencor del tipo y su navaja, un no era toda mi respuesta. La verdad es que estoy agradecido con él, me dio una visión más extensa de la realidad al fin y al cabo. Pero si lo llegaba a ver de nuevo, bueno, le devolvería el favor con gusto.

Cuando le conté a Yves sobre mi decisión de entrar en arquería, se sorprendió. Me preguntó si estaba seguro ya que por mi único ojo no tendría una visión tridimensional, dándome gran desventaja respecto al resto de compañeros, “no me importa” fue lo que salió de mi boca, y al ver mi entusiasmo, me inscribió.

Organizados, los alumnos se formaron para escuchar el discurso de bienvenida, yo me encontraba hasta delante observando los movimientos de los profesores. El uniforme de la academia de los chicos se conformaba por unos pantalones cortos cafés, una camisa amarilla y unas botas de cuero. Una chica pasó a mi lado, la volteé a ver de reojo y al hacerlo una extraña sensación recorrió mi cuerpo, distinguí una cabellera dorada que enmarcaba el rostro de la chica haciendo lucir sus grandes ojos verdes, sabía que ella era especial, pero no sabía el porqué. Sin darle más vueltas al asunto, regresé la vista al frente, prestando atención al director.
A excepción de ciertas situaciones, toda mi vida escolar y privada giró alrededor de un duro entrenamiento. Siempre fui el primero de mi clase en llegar, me sentaba cerca del profesor en caso de que tuviera dudas, me esforzaba al máximo en mis entrenamientos, tanto que desmayarme se volvió parte de mi vida cotidiana.

Cuando querían hablar conmigo, simplemente me alejaba. En poco tiempo dejaron de hablarme y poco a poco me convertí en un fantasma. Al llegar a casa lo primero que hacía era tomar el arco de mi padre para practicar en un pequeño terreno que me consiguió el director Yves. Poco después aprendí que el descanso era parte importante del entrenamiento, así que usé esos periodos de tiempo para estudiar un poco de historia, después de todo los errores de otros guerreros importantes podrían evitar los míos. Conforme pasaba el tiempo, la lectura se volvió más un pasatiempo que un aprendizaje.

Los años pasaron rápidamente y los profesores se dieron cuenta de la increíble habilidad que demostraba en mis competiciones. Mis primeros adversarios eran compañeros de clase, pero debido a las aplastantes derrotas fueron poniéndome contra grados superiores. No puedo olvidar la cara de los profesores cuando vencí a los alumnos de último grado. Desde entonces me invitaron a las competencias más importantes de la ciudad. 

Mi sorpresa fue tan grande ante la gran derrota que sufrí. Sin duda un alumno no se compara en nada a alguien con experiencia, y como yo no solía perder me deprimí bastante, todo por culpa de mi ego acumulado de tanta victoria.

Esa noche pensé en todo mi entrenamiento, no podía creer todo el tiempo que usé para practicar solo para ser destruido en la competencia. Decidido, tomé el arco de papá y un carcaj con flechas de madera. Quería ser reconocido,y para eso necesitaba demostrar que era digno de convertirme en el mejor arquero de Midgard. Salí de casa y me dirigí a las afueras de la ciudad. Los guardias no me permitirían salir, por eso utilicé un camino secreto descubierto por mi durante el entrenamiento en el terreno de Yves. Simplemente debía pasar por una grieta en el muro, escondida entre arbustos.

Una vez fuera, pude darme cuenta de la enormidad del bosque, rodeando por completo la ciudad. Y no solo eso, la oscuridad y el frío empezaron a traerme dudas de mis acciones. Pero recordé mi derrota en la competencia, no regresaría hasta demostrar mi valía. Caminando lentamente en la negrura, y guiándome de los muros como punto de referencia, encontré la cueva de Payon. Según Yves, esta cueva está prohibida a todo público debido a la peligrosidad que conlleva entrar en ella. Seres aterradores como Zombies o Skeletons utilizan este lugar como hogar y sin saber porque no salen de ella nunca. Las manos me temblaron y un sudor frío recorrió mi espalda, entonces sacudí la cabeza y entré. Una voz detrás gritó.

-¡Cuidado!

Volteé instintivamente, luego sentí un corte en el abdomen. El frío aumentaba y la vista se volvía borrosa. Pude sentir un líquido caliente bajando por las piernas. Al final, todo se llenó de oscuridad.




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