Tengo que hacerlo, ¡Tengo que hacerlo! Mis manos tiemblan
con exageración mientras el sudor se abalanza sobre mi frente como si
estuvieran desesperadas por postrarse ante mi cara, con tal de que me dé cuenta
de su presencia, siento mi cabeza caliente y mi respiración se acelera. ¡Tengo
que hacerlo! Pero no sé si pueda, ahora mismo pienso en muchas de las excusas
que evitaran un avance en mi deseada acción, “Es mejor hacer otra cosa, mejor
veo una película”. Si, ésta clases de tonterías me impiden realizar cosas
grandes, cosas que asombrarían a mucha gente. ¡Tengo que hacerlo! Puff,
necesito ir a la cocina por un poco de agua, tal vez si almuerzo algo pueda
decidirme… ¡No! Es momento de hacerlo, y sé cómo animarme.